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Mostrando entradas de agosto, 2013

TRES HORAS PERDIDAS CON EL BLUFF DE SUGARMAN

  Hoy he pasado la mañana desmontando el tremendo engaño del último documental premiado con un Óscar “Searching for Sugarman”. Me habían recomendado esta historia y cuando he entrado en contacto con el tema, pensaba escribir una pieza laudatoria sobre la humildad y sabiduría de este hombre, cuyo aspecto siempre muy retocado y su excesiva presencia en la web empezaron a mosquearme sinceramente. Al ir navegando con mayor profundidad, voy notando los cientos de miles de palabras, cada vez más maquilladas y embellecidas, que rodean al asunto, y al mismo tiempo, empiezo a notar desmesuradas mentiras en los cuentos del director de la película –que dice haber filmado con un Iphone, adicto ya al cuento de Cenicienta hasta para su propio papel en el rollo-, y datos que no cuadran, imágenes anacrónicas, y declaraciones de los primeros realizadores del primer documental que se hizo de este pseudo dylan al cual le da igual tocar con una banda o con otra, que solo canta veinticinco canciones y

INSTRUMENTO Y HOMBRE

 Diderot, el pensador francés, describió en su célebre paradoja una de las grandes leyes de la sensibilidad, cuando hizo notar que un ciego siente la punta de su bastón como si fueran sus propios dedos, pero al precio de dejar de sentir empuñando el bastón, su propia mano. La paradoja de Diderot ha sido objeto de muchos comentarios y reflexiones, porque tiene muchísimo contenido. Es una ley de la sensibilidad humana el que pueda "extenderse", como decimos en teoría de comunicación, adoptando la curiosa proyección perceptiva que nos hace "sentir" los instrumentos y medios que adosamos a nuestro cuerpo y a nuestras vidas. Así, como el ciego de Diderot, sentimos las ruedas de nuestro coche al conducirlo e incluso podemos sentir la textura del firme que vamos transitando, aunque como en la paradoja del francés, esa sensación requiere que dejemos de caminar para sentarnos en el interior del coche. Podemos sentir múltiples instrumentos pero siempre y cuando con ello

EL REY DE IPTUCI

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En un casi olvidado lugar de la sierra de Cádiz hay unas ruinas comidas por matojos y arboledas, que reciben el nombre de Iptuci . Los restos arqueológicos que emergen a pesar del olvido actual, han arrojado unas piezas que por su misteriosa importancia han promovido que estos cuatro lienzos de muro y una torre circular se levanten en una compleja historia. Y sobre todo, las monedas que con el nombre labrado, en caracteres filofenicios o griegos, de Iptuci, con su enigmática belleza en plata pura, han permitido señalar aquel lugar como una antigua ciudad sagrada. Cerca de estas ruinas hay un manantial de aguas saladas que lleva actuando como salinas desde hace milenios efectivamente. Parece que desde antes de los fenicios, desde el neolítico, las salinas fueron explotadas por diferentes poblaciones. Sin embargo, la distancia de las ruinas a las salinas aún es grande. El alto lugar donde se hallaron restos como las monedas, el llamado bronce de Iptuci o el cipo funerario romano, qu

UN PASEO POR LA ALHAMBRA

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En España tenemos un patrimonio cultural que solamente cuando uno tiene suficientes años puede llegar a calibrar en su inmensidad. Paseando con la vida por medio mundo, llegas a darte cuenta de lo que tiene este país de inimitable y único. Y eso, ni más ni menos, es en España la riqueza patrimonial de arte y cultura, que es sin duda de las primeras del mundo, por la variedad, la autenticidad y la cantidad de obras, piezas o arte de todos los tiempos que han venido a caer en nuestras manos, y nunca mejor dicho, porque no somos un país que lo haya ni buscado ni cuidado nunca. Y una de las cosas que te produce escalofríos, te ciega de luz, te enseña de por vida, es la Alhambra de Granada, sus jardines y sus palacios. Una auténtica maravilla de la humanidad, no llegó a ser catalogada como una de la siete maravillas y sinceramente algunas de esas siete son de menor enjundia o tamaño artístico. La Alhambra es un prodigio de belleza filosófica, un desparrame de delicada sutileza que se m

La Belleza y las manos

Recientemente, pensando el por qué los seres humanos somos tan felices trabajando,  me di cuenta de que trabajar es poner las manos a crear belleza de la manera más sencilla y directa que existe. Estamos hechos para trabajar, es decir, para crear belleza manualmente, por la intermediación de la necesidad y de la materia del cuerpo y su entorno natural, que nos fuerza a hacer cosas que no son las ideadas por nuestra mente ni las deseadas por nuestro corazón. Mas en esto hay una hermosa palanca que eleva nuestra personilla hasta la libertad -la única libertad profunda, la del alma para  con su propia esclavitud de ansias y temores- que levanta al ser humano a la creación auténtica.Esto explica que se pueda realizar un destino mediante humildes tareas cotidianas de trabajo, por ejemplo consiguiendo formas de belleza simples como el orden, o la limpieza, y acercar belleza al alma mediante las manos, que son probablemente nuestras alas de ángeles, con las que más nos liberamos de nuestro p