6 ARTISTAS

Os recomiendo encarecidamente dos cosas en estos días.  Una es la fabulosa exposición de la obra del arquitecto Fernando Higueras en el Museo Ico, en la calle Zorrilla de Madrid.  La otra,  la película A Las Puertas De La Eternidad, sobre la vida de Van Gogh, y dirigida  por Julian Schnabel. Con estas dos recomendaciones entraréis  en contacto con 6 artistas esenciales de nuestra época.

La película de Schnabel sobre Van Gogh es lo mejor que he visto como biografía cinematográfica en toda mi vida.  El pintor y cineasta actual hace  una semblanza del genio holandés única sin duda por su condición de pintor también.  El filme  es realmente una pintura cinematográfica en  la que la luz y el color, las plantas y el sol,  los retratos,  el mundo que fascinó a Van Gogh,  resucita  mediante la cámara.  Eso tiene un valor inmenso porque habitualmente volcar al cine  otro arte,  sea pintura,  literatura,  teatro o lo que fuere resulta  un fracaso. 

Cada medio artístico está fuertemente limitado en cuanto a otro medio cuando pretendemos hacer una simple copia de uno en el otro.  Se trata de una circunstancia que sólo un gran artista puede solventar mediante una traducción de armonías.  Pero en este caso,  y por el genio y pasión del director, tenemos una resurrección del mundo de Van Gogh y sobre todo del proceso y fenómeno de su pintura, que es fiel y certera.

¿Cómo  lo ha conseguido Schnabel? Evidentemente porque su mirada es a la vez pictórica y cinematográfica.  Él  es la mano que pinta los cuadros en la película y ahí no hay trucaje alguno.  También son los ojos de un creador, que intenta aproximarse a otro que fue sin duda de los más altos genios humanos.  En consecuencia, esa empatía y comprensión y hermandad están en la película,  plasmadas en arte único.

También es fabulosa la interpretación de otro  artista,  el actor Wilem Dafoe, sensible,  exaltada y profunda,  que se ha metido en la piel y el espíritu del Van Gogh humanista y entregado que se lee en las Cartas a Theo.

Su interpretación es maravillosa. Y no lo son menos los internacionales actores que encarnan a Theo Van Gogh y a otras figuras esenciales de la vida del genio holandés de nuestro tiempo.  Hay simbolismo y hay reflexión detrás de cada plano y cada diálogo que escuchamos.

También está grandiosamente pintada la humanidad, el amor,  presentes en esta película por fin,  para entender a Van Gogh.  Pues en muchas versiones  y explicaciones a la vida de Van Gogh se ha tendido a juzgarlo como un loco incomprensible y violento que pintaba  maravillas misteriosas.  Una interpretación estúpida.

 Porque en realidad,  como tenemos las Cartas del pintor que su adorable hermano conservó, es fácil ver qué Van Gogh fue un artista absoluto de su vida, espiritual y sacrificado como se ve en el filme,  al que efectivamente no le habían nacido apenas los hombres que disfrutaran con sus cuadros, como se dice en la película.

Esta creación de Schnabel  está también más allá de esta época de cine actual.  En su totalidad es algo que pocos críticos aprecian. Igual que ocurrió con Van Gogh, al que entendió tan sólo un crítico de su época,  y resulta profundo comprobar cömo quizás con ese único crítico que se dio cuenta de lo que tenía ante sí, se completa el maravilloso proceso de  empatía y comprensión humanas y no humanas,  que los mismos cuadros de Van Gog nos pintan.

Mi otra recomendación es que no os perdáis el contacto con otro genio de nuestro país,  el arquitecto Fernando Higueras.  En el Museo del Instituto de Crédito Oficial tenéis una amplísima exposición de los proyectos, obras construidas,  pinturas,  acuarelas, piezas a guitarra,   y todo tipo de creaciones de este singular maestro arquitecto,  un enorme creador de cuyas obras disfrutamos cada día en Madrid.

Higueras es un creador total,  del que es posible escuchar en las películas de la exposición su visión de la arquitectura y del mundo en general.  Un arquitecto del futuro,  que creó y vivió en casas subterráneas,  auténticas moradas respetuosas con el paisaje.

Su  amor por la naturaleza,  por la vegetación que integraba en sus obras - haciendo casas subterráneas dejaba la superficie para los árboles y hacia que en todas sus obras aterrazadas la vegetación viniera a colgar o a regar de vida la materia más gris o inorgánica- y por la misma piedra y hormigón,  en su brutal belleza, le llevaron a construir y crear unas formas maravillosas. 

Se adelantó a su tiempo en una arquitectura que respiraba,  que era delicada hasta para la luz - increíble cómo sabía usar la geometría para enriquecer de luz todo espacio,  para evitar los reflejos no deseados  en un cuadro colgado,  o para capturar luz en una cueva subterránea- .

Debió  también comprender  a fondo a las personas de su momento,  tanto,  que nos sigue imantando y hablando con su obra.  Sus estructuras circulares,  sus juegos de ángulos y composiciones planas que proyectaba para mayor armonía con el entorno tienen un interior increíblemnete cálido y abrazaron la suave libertad de su época.

 Conoció e influyó en César Manrique,  genio español donde los haya,  y me gusta imaginar que ambos descubrieron a la vez el prodigio del mundo subterráneo, con sus formas animales y su energía volcánica,  para aprovecharlo para el arte humano.  Otro ejemplo de que cuando los artistas son auténticos repercuten unos en los otros de una manera que nos parece milagrosa.

Higueras vivía  en una cueva subterránea en Madrid.  Una cueva fabulosa,  como una inmensa biblioteca,  hundida bajo un jardín del que llegaba la luz,  llena de plantas colgantes donde el arquitecto tocaba su guitarra. 

 Imaginaros cómo sería  el mundo si el ser humano hubiera dejado de construir hacia arriba,  ocupando espacio,  y hubiera construido hacia abajo,  dejando espacio a la naturaleza. Imaginaros  el ahorro de energía - la temperatura y la luz las sabía hacer constantes en sus construcciones subterráneas- y la delicadeza con la piel del planeta que implicaba su obra,  que pudo ser mucho mayor en lugares como la isla canaria de Lanzarote, donde tan bien le entendió  e hizo comprender más cosas Manrique. Con artistas de este tamaño la vida humana se hace una auténtica fiesta,  un cumpleaños fabuloso para el que los disfruta. Agradecemos a su pareja Lola Botia que con  tanta delicadeza haya difundido este legado artístico.

No os perdáis tanto artista reunido en  estas  fechas. 

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