REDES SOCIALES Y FUTURO

Hoy escribe Alicia García Ruiz, profesora de Filosofía Política un artículo en Elpaís denunciando a plena voz los inmensos perjuicios, degeneraciones y deformaciones a las que están dando lugar las Redes Sociales. Un medio, las redes, que en quince años de evolución ha venido a situarse en el eje de la comunicación social. Y lo que la profesora argumenta en sin duda de una agudeza poco común: que las redes sociales, en lugar de cohesionar y unir, desunen y dividen, y de esta manera, fomentan la manipulación, el auge de los extremismos y el imperio del odio, el impulso ciego y el condicionamiento reflejo compulsivo.

Y es totalmente la clave de este nuevo medio, que podría generar quizás una comens peirciana o mente colmena, pero que, en clara ley de reversión mcluhaniana, ha generado una regresión hacia modos de comunicación social peores que los anteriores: las redes sociales actuales, a grosso modo, no solamente no conectan, sino que impiden a la gente conectar, de manera que se convierten en el impedimento mismo de la interconexión humana, porque fomentan la burbuja narcisista, porque alientan el impulso emocional irreflexivo, porque dan sobre todo, un poder de emisión comunicacional absolutamente a todo el mundo, sin educar ni formar a todo el mundo al respecto de ese poder. Las redes son hoy por hoy un enemigo de la comunicación humana. Así funcionan las leyes de la información: lo que puede constituir una extensión, si es manejado sin armonía, se convierte en una atrofia.

Y lo que vemos ahora mismo es precisamente un fenómeno de atrofia temible de la esfera pública, es decir, del terreno del diálogo, la generación de pensamiento público y de construcción de valores e ideas sociales, que ha sido literalmente barrida de nuestro mapa comunicativo. Hoy la esfera pública, que era un territorio de comunicación social formativo, en el que se veían y se discutían puntos de vista, opiniones formadas y visiones de lo real, no existe. En su lugar están las redes sociales, y los medios de comunicación tradicionales, que ya no tienen poder de proyección apenas, y lo que más llama la atención es la disgregación total de la voz social, antes en manos de líderes, medios o instituciones, en favor de la voz privada de millones y millones de emisores de redes sociales. 

La diferencia es muy importante, porque como afirma la profesora del artículo citado, en el mundo de las redes no hay construcción social: como redes heterofílicas que son, la información no permea en profundidad, no se retiene, no hay memoria profunda ni entronque con los mecanismos de acción social o política. Solamente movilizaciones muy intensas, de signo básico, sin apenas articulación, surgen de las redes ocasionalmente. Nada que pueda servir para construir estrategias sociales de grano fino. Este es el grave problema en el que nos encontramos.

Las redes que podrían conservar y coordinar la información no existen. No ha habido una construcción de articulaciones en red que tengan lo que se llama en la teoría conexión y coordinación dinámicas. Al crearse a partir de sistemas comerciales y mantenerse como fenómenos comerciales y de ocio y entretenimiento, las redes se han orientado hacia la manipulación emocional y a generar un consumo masivo muy parecido al que dominó la televisión en toda la segunda mitad del siglo XX y hasta hoy: sensacionalismo, bajos impulsos, crueldad y burla, como medios para generar audiencias millonarias, consumidores de publicidad. La TV fue pionera en destruir la esfera pública. Y como la prensa, en total extinción, ha perdido su poder de compensar el estilo masivo, primitivo e irracional de comunicación social, nos encontramos con el viejo fantasma del Gran Hermano, esta vez convertido en una especie de plaga de agresivos seres infinitesimales capaces de expandir su virus destructor en todas direcciones.

No hay nada nuevo bajo el sol, después de todo. Lo mismo que estamos diciendo de las redes sociales se decía de la tele de los 80, en la que el adocenamiento de las masas, el culto del mal gusto, la manipulación política espectacularizante, la fabricación de la noticia, eran lo de todos los días. Y entonces igualmente la gente se dejaba aborregar, los millones y millones se dejaban pastorear por la televisión sensacionalista. Esto significa que es posible combatir la comunicación masiva de baja calidad.

Las redes sociales tienen que llegar a ser otra cosa. Dentro de ellas, hay impulsos muy importantes para inocular pensamiento y generar una esfera pública nuevamente, donde podamos discutir, y dialogar, sobre lo importante de nuestro mundo. Quizás en unos años veamos alzarse de nuevo a líderes de referencia, medios de prestigio, y redes en las que la heterofilia de la diversidad creativa se combine con la homofilia de una coordinación social activa y una memoria de lo importante que ahora mismo no hay. Para todo ello, es esencial que las redes Unan, y no dividan: que construyan y enlacen entre ellas y de este modo dejen fluir la información importante. Para todo esto, la existencia de líderes políticos, de verdaderos referentes que enlacen, de agentes de cambio y sobre todo de personas auténticamente volcadas en la acción sociopolítica son vitales. Ellos son los eslabones débiles que dan fuerza a la cadena social. 

Sólo necesitamos que en las redes sociales empiecen a tener peso las acciones políticas profundas, mediante una imbricación real, no comercializada, no vendida al sensacionalismo y al emocionalismo, de personas clave. La política debe entrar en las redes en la instrucción, en la coordinación y en la conexión dinámica. Para ello, el sistema político tradicional tiene que mutar al nuevo entorno. 

Creo que todavía veremos mucho más apocalipsis social y humano en las redes sociales, antes de que de él emerja realmente la posibilidad de unas redes sociales de futuro. Es como soñar con una televisión educativa, con canales culturales y de debate, informativa y profunda. Sin embargo, solamente hay una dirección evolutiva, y de no tomarse, el colapso social estará garantizado.

Comentarios

  1. ¡Muy de acuerdo como siempre! Hoy publican en Hay Derecho un artículo en la misma línea, contra los juicios mediáticos (https://hayderecho.expansion.com/2018/12/23/juicios-mediaticos-condenas-en-tiempo-real/). Esto de los linchamientos y escraches, en persona y en internet, es una pena... Aun teniendo razón, que a menudo no la tienen, razón sin compasión no lleva a ninguna parte, no sé quién lo dijo eso ;)

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