no nos cabe en el alma

La realidad es un fluido desbordante e inmenso, que no nos cabe en el alma. Cuando ocurre que percibimos algo de su naturaleza, experimentamos algo que es como una tristísima alegría, o una euforia impotente.  Ahí están esperándonos puertas y puertas por las que llegar a notar esa emoción sobrehumana de la existencia: puede ser una tragedia, una enfermedad, un alivio, una renuncia, la ternura. Hay todo tipo de accesos a lo real más que humano. Pero una vez que llegas a sentir lo que es existir, no se puede definir, y el corazón flaquea. No sabe lo que siente. Se eleva ante él el inmenso edificio del mundo y de la vida, inconcebible, con la mayor de las rarezas, extraño hasta el infinito.

Sin embargo, todos tenemos allí los pulmones, y por extraño que parezca, las raíces. En ningún sitio se deja de correr como en ese contacto con la realidad que revienta el alma. En ningún sitio se alimenta uno como en el vértigo sin habla en el  que se abren los ojos de verdad.

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