LA EXTRAÑA SORDERA

 

En este momento, de grandes inquietudes y mutaciones sociales y políticas, en el que surgen iniciativas por todas partes y los medios informativos ejercen como nunca una tarea de vigilancia social, junto a la red y los ciudadanos, lo que más chocante resulta es que partidos que aparentemente tienen la vista puesta en la gente responden muy poco a sus comunicaciones y apenas son sensibles a los movimientos y fenómenos de la vida ciudadana.

Estoy pensando en Podemos. Hace muy poco tiempo, les enviábamos una investigación informativa de primera línea sobre uso de cuentas falsas en Twitter y maniobras para manipular la impresión de impacto en esa red social. Nos agradecieron el envío, pero no han hecho nada al respecto.

Cada vez que hay un deshaucio me pregunto dónde están los de este partido, evitándolo. Cada vez que hay un suceso esencial, un atentado, un drama humano, una manifestación ecologista, me pregunto por qué no comienzan, este y otros partidos políticos, a retratarse en su actividad, presentándose en el escenario que sea y remangándose para actuar como otros colectivos sociales.

Porque los verdaderos movimientos humanos hacen, y no solamente se proyectan al futuro. Se implican, se mojan. Las campañas electorales siempre imitan esa espontánea movilización de los movimientos ciudadanos auténticos, y hacen que los candidatos parezcan sensibles a los temas y problemas de su entorno, acudiendo a actos, sucesos o concentraciones humanas. Pero este nuevo partido ni siquiera hace el esfuerzo de parecer sensibilizado por la lucha ecologista, sanitaria, política, financiera. NUnca está en las filas ciudadanas. Siempre aparte, siempre sorda a ellas, interviene solamente en un lugar tabicado que es su órgano de partido.

Esta extraña sordera es muy muy llamativa. Es un grito. Es una alerta contra gente que evidentemente no tiene un interés real en los problemas reales de la gente. Hacen política hablando de sí mismos, de sus problemas. De lo que harían cuando gobernaran. Pero nunca hacen, a secas. Es decir, no se posicionen, ni sobre la Ley de caza ni ante los antidisturbios en un deshaucio. Ni en el caso Excalibur ni en el de Ledezma.

Cada vez que veo, en Twitter, que ante gravísimos temas, campañas y casos en que los ciudadanos nos volcamos con acciones y recogidas de firmas, con manifestaciones y salidas a la calle, los partidos nuevos siguen hablando de sí mismos y silencian toda llamada que se les hace, me convenzo más de su egoísmo innato, de su zafio interés, y de sus ganas de detentar el poder, que es el único objeto que les mueve.

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