ESPAÑA DESDE FUERA


Ahora que estando muy lejos de nuestro país tengo la oportunidad de asomarme con distancia psicológica a cuanto está pasando, ayudada por la clarividencia que proporcionan las elevadas miras del mundo maya, veo muy claro que España se encuentra sumida en una transformación profunda, de la que intuyo que saldremos con bien porque es un auténtico proceso de catarsis, es decir, de purificación social.

Al alejarnos del país, se ve bien claramente que España se está viendo sometida a un proceso polar de superación. Abres las webs de medios o echas un vistazo a las redes sociales que innovan más en la información, y ves que hay dos mundos enfrentados en una lucha terrible: todas las estructuras políticas y de poder están abriéndose en canal como si fueran granadas maduras, mostrando su corrupción, su fosilización, su inmovilismo absurdo que pide y exige dia a dia un cambio total, una transición. La última vez que sentí esto fue a la muerte del dictador Franco. Entonces también sentí cómo la sociedad española, efervescente de ideas nuevas, energía de cambio y capacidad crítica e innovadora, bullía en la comunicación, hasta que consiguió cuajar toda esa madurez crítica en un nuevo sistema político y en un nuevo orden de vida, el que mis padres, entonces jóvenes, nos legaron como su mayor herencia: libertad, modernidad, humanidad, paz.

Es exactamente el mismo clímax actual: los españoles, que somos un país inteligente, dinámico, racialmente decidido y vivaz, estamos ahora volcados en una transformación de sociedad que lucha por abrirse camino en el esp{iritu del 15-M, en la PAH, y en tantas otras redes de reconocido o no reconocido estatuto en las que fermenta día a día una idea de país que va convirtiéndose en una fuerza de transformación: es un proceso constituyente.

Lo quieran o no, ESpaña está fermentando un cambio radical. Creo que está llamada, si consigue llevarlo a cabo, a ser un modelo de superación de las estructuras del siglo XX y de regeneración del estado social y de libertades ciudadanas, una sociedad del conocimiento y de la armonía social como la que solamente Europa se pudo crear: ESpaña debe llevar la voz cantante en la transición al estado del siglo XXI, cuya principal diferencia con el del XIX será la proclamación del bienestar ciudadano, cultural y social, físico y mental, por encima de cualquier otro criterio de vida. Esa es la gran transición y si España pudo hacer una en los 70 que sirvió de modelo a muchos países, debe hacer otra ahora y servir de modelo. Europa, la cuna de la inteligencia, donde los dioses tuvieron esa hija y ninguna otra más, está llamada a resolver con su cerebro lo que parece insuperable. Y lo que vemos día a día en la red es la batalla del cerebro, de la inteligencia activa, de la chispa y de la mente colmena, zumbando y generando una inmensa central nuclear de nuevos valores que crece tanto como crece la podredumbre de las élites en todos los sectores, nacionales o internacionales,  purulenta a la vista de todos: iglesia, monarquía, parlamento, arquitectura....

Los polos opuestos que cada día se tensan más y que nos muestran esta increíble batalla entre los que tienen conocimiento y no poder, y los que tienen el poder pero nada saben, piden o una elevación a un plano superior -estructura piramidal que haga crecer a la sociedad española hacia arriba- o un descenso a un plano inferior. Yo creo que es imposible esta segunda pirámide invertida. NO vamos a perder la inteligencia por la podredumbre del sistema. Es imposible que la inteligencia de la gente joven y madura que trabaja concienzudamente en las redes humanas y digitales sea vencida por el mundo corrupto que está tap{andoles la boca y ahogándola en miseria. No está en el sentido de la evolución perder eso, sino todo lo contrario.

Es apasionante nuestro pa{is en estos momentos: doliente y torturado, sí, podrido y enfermo en mil sentidos, el sufrimiento se socializa cada vez más. Pero con él, la inteligencia agudísima, el desertar de generaciones de jóvenes y ancianos unidos, de personas capaces de idear salidas y soluciones. Todos somos imprescindibles. Consigámoslo. No solamente para salir de la miseria, sino para ganar el poder.

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