EL COMIENZO DEL CICLO

Los primeros días de febrero tienen en el crepúsculo y en el amanecer todo el futuro buen tiempo condensado, pintado. En la luz se nota esa especie de promesa de bienestar. Como si tras el azul, un gigantesco crisol diera más fulgor al tono que sin embargo se va apagando. Al mismo tiempo, en cada sombra se respira un frescor y una novedad que hablan de la vida, de la vitalidad que hay en cada forma de este mundo

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Estos días puedes pasear a la luz de la luna, o al último atardecer, y tener la sensación de estar viviendo otra existencia, de estar dando a luz a nuevos seres, o presenciando esos nacimientos. Toda la ciudad, todo el paisaje están conmovidos por los pensamientos del futuro que se avecina, que se acerca y está a las puertas de estas imágenes. Es una sensación de inminencia, de acontecimiento sorprendente, regalado y lujoso, que se viene hasta nuestros mismos pies.

Es posible que antes de que estalle la primavera se fragüen todos los sueños, se conflagren los viajes y proyectos, se entablen las amistades y se materialicen las ideas, cuando sobre las personas se extiende este manto, todavía helado, de imaginación y de sueño, que se trasluce en el cielo.

Para que ese efecto se materialice, dejémosle hacer sobre nosotros, abramos las puertas de la percepción al fantástico efluvio de esos primeros días de luz añadida y regalada. Nos esperan fortunas inmensas, realizaciones bestiales, armonías densísimas, riquezas sin cuento…en los compromisos de este mes

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