EL PODER DEL PUEBLO

 

Nuestra sociedad no es realmente consciente del poder que realmente está en manos de la población, para cambiarlo absolutamente todo. El poder popular es el que puede acabar con todo un sistema y no por medios violentos, sino simplemente porque su blanda e inmensa energía es la que lo sustenta todo. Y si no veamos algunos ejemplos.

Los partidos políticos detentan el poder, aliados con las élites económicas. Ellos retienen la riqueza. pero su base para poder hacerlo es el apoyo del pueblo en las elecciones. Si, como parece, el pueblo va a quitar todo el apoyo a estos partidos actuales, y no obtienen apoyo en las urnas, ¿cómo van a gobernar entonces?

La monarquía parece conservar el mando decisivo a la hora de sustentar el sistema y su legitimidad. Pero la legitimidad de la monarquía se basa en el apoyo popular: si el Rey no puede ni ir a los pueblos ni a las ciudades, porque se le abuchea y denuncia, y si se le hace la vida imposible con críticas y desconfirmaciones, ¿cómo se va a sostener?. Morirá aislado como un tirano más –cosa que no era, pero que puede llegar a ser, si desconoce esta ley básica de su dependencia del favor popular-, y a la mínima ocasión su hijo no ´reinará.

Los regímenes religiosos fundamentalistas parecen inamovibles en su férrea esclavitud para las mujeres y en su negación total de los derechos humanos. Pero si miles de mujeres en tetas empiezan a plantarles cara, haciéndoles avergonzarse de su estupidez ancestral, ¿cuánto tiempo mantendrán el oscurantismo?

Los que defienden el matrato animal como algo cultural han perdido el apoyo y la afición de la masa popular más joven. ya pueden inventar mil campañas para intentar resucitar el cadáver sin interés de la fiesta de los toros. La gente no tolera ya que se haga sufrir a los animales. Se ha dado un paso evolutivo que no volverá atrás, se ponga como se ponga el poder asociado a ese negocio. Quedan 6 ó 7 toreros en España. En muy poco tiempo no habrá ninguno.

 

No es necesaria la violencia en el poder popular: lo decía la PAH hace muy poco tiempo. Basta que el pueblo, todo, la masa humana en la que se fundamenta la buena vida de las instituciones y la pervivencia de sus beneficios, retire su apoyo con simples escraches o con denuncias: basta incluso con la negación moral que desde hace años ya tiene hacia el sistema, para que éste sea condenado y esté ya sentenciado.

Si el poder popular da la espalda a las instituciones, éstas ya están muertas. Es una profecía difícil de ver cuando comienza, pero de inmensas consecuencias cuando se cumple inesperadamente. Por eso, si yo fuera el rey, o los partidos, o los que detentan poderes, riquezas y demás, estaría muy preocupado porque si nada lo remedia el sistema que irriga su estabilidad se está congelando por momentos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA VIDA LITERARIA Y LOS PEDANTONES AL PAÑO

el arte y el ego

LENGUAJE ES SIMPLICIDAD (2)