LOS INICIADOS

 

Un país, y saltando la dimensión temporal, una cultura, tiene necesidad vital de contar con un muy importante grupo de personas que sean lo que antiguamente se llamaba iniciados en los grandes misterios. Estas personas, los iniciados, son aquellas que han recibido la capacidad de ahondar en el conocimiento hasta convertirlo en fuente de libertad, y sobre todo, de acción sobre la vida misma en forma creativa. Los iniciados son todas aquellas personas a las que se les ha incendiado el espíritu al contacto con otros maestros iniciadores, cuya misión precisamente es mantener esa llama de profunda convicción marcada por el amor a la verdad y a la vida por encima de todo, de generación en generación. Los maestros iniciadores prenden sobre las ya preparadas brasas de cada nuevo iniciado la luz de la pasión por la búsqueda de la sabiduría, de aquellos principios que por encima de todo, llevan a las personas a actuar en favor de la libertad, la verdad y la dignidad de la vida.

Los iniciados no son solamente importantes porque tengan un conocimiento que crece por sí solo en un incendio propio que consume la vida entera del individuo. Sobre todo, los iniciados son vitales porque actúan. Y actúan con pasión en la vida, sean científicos, artistas, poetas, actores, músicos. Son las personas capaces de convertir el conocimiento en acción, y ésa es su virtud. Ser un iniciado es conocer la secreta capacidad y energía que mana de la transformación humana, con el fin de acelerar el crecimiento de los grupos, las parejas, las familias, la sociedad en su conjunto. Sin iniciados, un grupo humano es simplemente gris consumo de energía para fines puramente vegetativos, una cosa aburrida y estúpida, un simple estómago que digiere e ingiere, en forma de rebaño. Los iniciados están marcados a fuego, y lucharán a fuego por aquello que han aprendido de otros, que han sabido despertar en ellos mismos para la misma causa, pasión y creación  total.

Un iniciado debe recibir alimento de otros y debe ser empujado y animado a llevar su camino hacia donde le corresponde según su sucesivo grado de desarrollo. Y la función en enseñanza, en la comunicación, en la expresíon artística, de los iniciados es la de incendiar con más fuerza a los que ya lo son, y terminar de despertar a los que andaban algo adormilados en esta capacidad.  Nada es igual desde el instante en que un grupo humano ha sido iniciado. Nada es igual cuando se conversa con una persona iniciada. la sensación que se tiene es la de que  esa persona es fundamental en la vida: su vida es imprescindible, su espíritu también.

El valor, la valentía, la capacidad de actuar, la energía de los iniciados cambia los destinos y conduce a la humanidad hacia su destino verdadero, porque para un iniciado la acción es esencial. No hay un contentarse con el propio conocimiento, ni vanagloriarse con las potencialidades. Para los iniciados la acción es algo tan automático como un instinto, y la proeza se abraza con un fuego intelectual que no se arredra ante nada, ni deja de resistir ante nada. Por eso es fundamental el secreto trabajo de la iniciación en los misterios que de generación en generación, a milagrosos saltos, va produciendo esta aurea catena de gente que se reconoce hermana en una misma y universal obra.

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