MANDELA Y LOS HIPÓCRITAS

 

Hoy acudieron a las honras fúnebres por Nelson Mandela todos los hombres más poderosos del mundo. Los periódicos tuteaban al viejo líder antirracista, y los medios de comunicación proyectan hoy al muertecito Mandela como un nuevo Dios de la religión de los imbéciles que jamás le hicieron ningún caso hasta ayer, pero que hoy necesitan una figura inane en la que encarnar los ideales que no causen ningún impulso revolucionario peligroso.

El coro de los distintos comentaristas públicos rinde un culto sospechoso a Mandela hoy, cuando el racismo está subiendo en todas las sociedades y países, y cuando las clases medias y bajas sufren como nunca la desigualdad de trato del poder financiero y político, la injusticia radical en las condiciones de vida, y el mayor de todos los males, el maltrato a la infancia en forma de hambre, enfermedad, destrucción.

Los que ven la tele y comentan, ya tienen himnos y músicas que en su momento popularizaron a Mandela y su lucha –nadie se acuerda, sin embargo, del maravilloso grupo Sarafina, aquellos niños sudafricanos que cantaban “Freedom is coming tomorrow”.   Sudáfrica mejoró sus condiciones de vida bajo el gobierno de Mandela, pero sigue siendo, como toda África, territorio de las mayores desigualdades y corrupción, donde la vida humana no vale una mierda, se trafica y tortura a mujeres y niños, y la mayor crueldad del mundo se ha convertido en forma cultural, enraizada en el comportamiento enajenado de generaciones enteras.

El funeral por Mandela es una ceremonia de hipocresía y estupidez. Los mayores usureros, los grandes espías, los magnates que controlan todo el poder armamentístico y el gobierno de las potencias de guerra, los podridos de poder, lujo y dominio sobre la ingente masa de pobres, subdesarrollados y maltratados, se vistieron hoy con sus mejores sedas negras para ir a hacer el paripé a Sudáfrica. Todos al ritmo de las canciones de Bono y de U2, a hacer como que la paz mundial, la igualdad de desarrollo, el respeto a la dignidad humana, son también el patrimonio de ellos, que por el contrario, se cagan en todo eso a diario.

Obama me parece últimamente el tipo más asquerosamente falso de esta nueva estirpe. ESpía y asesino como todos sus antecesores, se llena la boca con demagogia progresista y al tiempo que tolera genocidios en Siria o Irak, engola la voz en funerales pacifistas, reluciendo con su pielecita oscura para vender mejor el poder que tiene. Hoy, bajo la aúrea estampa del lider ya pasado al otro mundo, le daba la mano al viejo hermano del dictador Castro, aunando dos modelos espantosos de gobierno bajo la mentirosa adulación del muerto inofensivamente famoso.

Hoy se daban la mano en Sudáfrica, para crear el show ideal, guapas reinas árabes que explotan a su pueblo y viejos banqueros opulentos que trafican con los créditos, cantantes dispuestos a vender la lucha por unos millones de dólares y politiquillos de mierda como nuestro Mariano, a quien seguro que le ha divertido más este desfile que el de hace unos años. Hoy había muchos muñecones llorando lágrimas de cocodrilo por una historia medio falsa en un mundo cruel y cada vez más cutre. Mal giro está dando esta Era si volvemos a la hipocresía y a la esclavitud versallesca.

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