HIPERCONEXIÓN Y ABSURDO


Dice Sherry Turkle, en una reciente conferencia sobre las nuevas redes sociales y la hiperconexión constante de las personas en su vida diaria, que la hiperconexión produce ansiedad y puede llevar a la persona a no saber estar sola, consigo misma, con lo que en realidad nunca estará de pleno con nadie. Turkle pone el acento en una paradoja de los medios, que siempre se estudia en Teoría de la Información: un medio se puede convertir en el mayor impedimento para lo que quiere generar. Por ejemplo el coche se ha convertido en el sistema mejor para llegar tarde, la tele impide enterarse de lo que ocurre, y wassap invade con tonterías el tiempo silencioso en que uno debe concentrarse para trabajar o para disfrutar.
La hiperconexión, y su extremo, la interrupción constante por esa exigencia constante de accesibilidad,  son muy alienantes, como ya dijo Marx de las tecnologías al servicio de la avaricia. Son el modo como más fácilmente puedes reducir el pensamiento crítico de la gente. Al no permitir la atención relajada, es imposible que nada llegue verdaderamente al fondo de la consciencia, allí donde arraiga su sentido para generar acciones e ideas. Cuando nos solicitan de tantas partes y nos obligan a trabajar en multitarea, nos alienan, impidiendo que pensemos con claridad. El Taylorismo hubiera estado encantado, si además de hacer a los operarios trabajar mecánicamente y en serie, les hubiera forzado a llevar el móvil en el bolsillo, el ipod en las orejas y  el Ipad bajo el sobaco.
Hay una cierta hiperconexión que es creativa, igual que hay una capacidad de evolucionar en las nuevas generaciones ante el espíritu de nuestro tiempo, que implica la convergencia de la tecnología en sus múltiples ensamblajes y mutaciones.  Es la que se produce cuando se lleva a cabo una síntesis original, para facilitar una tarea antes lenta y compleja. Cuando los chicos hoy juegan usando You Tube, Skipe y un juego on line a la vez, han llevado a cabo esa síntesis multitarea que toda está producida para jugar mejor,  con más amigos, y en un contexto nuevo. Esta hiperconexión lúdica es muy distinta a la del pobre consumidor al que su empresa le obliga a llevar siempre encima el móvil y el portátil. ES como si comparamos la sintesis creativa que hace un Leonardo Da Vinci con la multitarea penosa a la que se obliga a un ama de casa actual.  Son dos cosas que no tienen nada que ver.
EStamos en una sociedad sobrecargada de información, que por esa sobrecarga no digiere, ni cala, ni actúa a consecuencia de toda esa información. El único modo de conseguir cambiar y crecer es mediante una desconexión, es decir, mediante el uso de nuestra mente más tranquila, infracargada y profunda. Solamente las nuevas generaciones pueden nacer aprovechando y acompañando esa sobrecarga con creatividad. Pero incluso si se habitúan a ella, perderán la capacidad de atender,es decir, aguardar a que el sentido cale en la memoria y en la emoción de verdad.

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