EL NUEVO TIEMPO

Entramos en un NUEVO TIEMPO. LLega abruptamente el tiempo de las energías que viajan rápido, que se renuevan a partir de elementos ya conocidos.  El tiempo en el que todo se desdibuja y se hace flexible, y donde, aunque la velocidad es vital, tenemos la llave para que se pliegue a nuestro regalo.

En este nuevo tiempo solamente necesitamos un acto de libertad, para ser dueños de todo. Es el tiempo de la red, y de la conexión total, pero también, y es una alegría, el tiempo de la intimidad y la desconexión automática a voluntad.

Esta nueva era se viste de proezas, pero la mayor de todas es la de retornar a la vieja libertad, en la que no hay leyes, patrimonios o relaciones deterministas. La apertura, la simpatía, es la nueva norma.

Sería malo que no hubiera quien explicara el valor de todo esto. Es el viejo valor de la comunicación, que da forma a la existencia otorgando libertad al cuerpo. En la comunicación lo inmaterial reina sobre el universo. Cualquier obra puede llevar al universo a su culmen en un instante. Cualquier palabra puede volverte el hombre más sabio del mundo.

Paul Watzlawick, un enorme sabio de la comunicación, citaba hace unos años  un imperativo ético de Von Foerster que decía era su máxima de comportamiento: Obra siempre de forma que con tu actuación se creen nuevas posibilidades.

El nuevo año, y el nuevo tiempo, se abren con una inmensidad de nuevas posibilidades.

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