LOS MODERNOS DE LA SEÑORITA PEPIS

A veces veo con claridad que mi generación, y la inmediatamente anterior, se han quedado muy atrás en muchos aspectos de la vida. Los que ahora véis programando sus viajes, vacaciones y aventuras, educando adolescentes, o en los colegios, son una generación hortera y superficial. Y es una generación que está tallando ahora, en la enseñanza o en la paternidad, a los futuros españolitos, a las personas que llevarán el peso de este país dentro de algunos años.

Es curioso que la estupidez humana está agazapada donde no se la ve en principio, pero en cuanto se le da un respiro se hace dueña del individuo. Pues eso es lo que les ha pasado a algunos padres y madres. Digirieron mal la modernización y la cultura del pelotazo. Se hicieron ricos rápidamente, con muy poco mérito. No tenían formación clásica, tampoco revolucionaron nada. Simplemente transitaron por la sociedad española predemocrática y de transición.  La falta de ideas, la carencia cultural, se fue asentando. La antropología y la pedagogía mal digeridas, la modernización a golpe de pelotazo, fueron haciendo a esta generación más tonta en sus tonterías: una vida dinámicamente estúpida, que disfruta en el centro comercial y en el parque de ocio se le cae la baba, que cree en la fiesta popular inventada porArniches y en la solidaridad de la Señorita Pepis. Esta generación tiene una anemia de ideas sólidas enorme.

Ahora muchos de ellos están en paro, con tiempo para perpetrar iniciativas en todos los terrenos, dando rienda suelta a la memez en forma de iniciativas  vitales o  intelectuales. Y te los encuentras dando lecciones de interactividad en los nuevos planes de estudio especiales para gilipollones,  de diversidad cultural epidérmica en los saraos y fiestas culturales, con sus familias que parecen muñecos todos cortados con el mismo patrón. Abordan cualquier competencia, cualquier aprendizaje, como si fuera una etiqueta que ponerse. Imbéciles hasta la médula, están destrozando muchas carreras y muchas potencialidades en sus hijos, porque su educación encantada de conocerse a sí misma y agresiva competitiva a la vez no es capaz de crear lo que Jorge Guillén llamaba “Hombres, de veras Hombres”.

Daría para mucho escribir sobre estos tontos contemporáneos, que tienen sus políticos ideales –como Gallardón –, sus escritores de culto igual de superfluos, sus actividades éticas, familiares, pedagógicas y que, bajo ropajes multicolorines, nos presentan hoy en día la España carca, cabrona e ignorante de siempre. Al loro, porque suelen ir de modernos y de críticos.diosmuerte

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