alas de libertad

Debe caberte, en el pecho, la extensión de ala a ala de un gran pájaro.

Entre los dos pulmones debe alentar un águila.

Su mirada, como una bola de plomo, directa al fuego.

 

Esta paloma o ave que respira dentro

debe estar viva y ser ancha y fuerte

y cuando tomes aire, debe esplender al sol

como una montaña nevada que el invierno ha ido llenando

y que ahora es el escudo luminoso de la tierra

fulgurante, suave, cegadora, inmensa.

 

El secreto de la libertad

es albergar su animal en el cuerpo.

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