CINE ARGENTINO DE DIENTES LARGOS
He podido ver "El secreto de sus ojos" ayer, película dirigida por Jose Antonio Campanella, y con Ricardo Darín como protagonista. La película es un auténtico recital de interpretación y de buen hacer fílmico. El cine argentino está a años luz en calidad, en capacidad y en nivel cultural, del cine español actual.
Creo que hay que decir públicamente y a voces que el cine español actual es una porquería. La interpretación es penosa, en términos generales. Y cuando digo generales, me refiero a la mayoría, a la casi totalidad. Los actores del cine español actual son malos, no saben decir un texto. Solo saben posar en las fotos de revistas, sólo saben hacerse los guapos. Pero no saben encarnar personajes, ni desencarnarse de sus personalidades de tontaínas, para poder asumir personajes grandes. En "El secreto de sus ojos", hasta el último actor argentino es un maestro. Hay unos actores secundarios a los que dos frases, tres escenas, de un guión excepcionalmente escrito, les hacen imborrables. No veremos eso en el cine español de momento.
El actor que interpreta a Sandoval, amigo del protagonista, funcionario judicial alcoholizado, es increíble. Nos traslada una personalidad en dos guiños, un drama en dos chistes. Es un actor capaz del mayor registro, de hacernos recordar de por vida un personaje. Cualquier intérprete de este filme es capaz de transmitirnos una época, un mundo humano único, con un gesto, con un deje en el habla. Es estupendo reencontrarse con el actor verdadero, en esta peli.
En España los guiones cinematográficos son una mierda. Se valora el snobismo, la frivolidad, la falta de densidad del lenguaje, como una gracia, como una cosa mona y original. Así nos va. NO hay una película española de los últimos 10 años que se salve. Ni una. Ya no hay ni un guión que merezca la pena. Las poquísimas películas españolas que se salvan lo hacen con un aprobado pelón. Las salva algún actor bueno, o un guión que al menos es sobrio y modesto. Pero eso es a lo más que llegamos. Para escuchar hablar en español en el cine, y sentir inteligencia y hondura, hay que oír acento argentino, humor argentino, genialidad argentina.
Creo que el cine español pierde aceite por todas partes. Se conforma con epatar, con hacer películas chocantes, como si eso fuera algo. Cuando no es violentísimo y todo su impacto se basa en destrozar la sensibilidad. Hasta tal punto ha defrmado sus criterios de calidad, que cualquier simple realización de realismo ya le parece una obra maestra. Que no se caiga un decorado, o que una actriz haga bien de loca. Vaya mérito, hacer de loca. Ahora bien, como a todos los inútiles les aplauden, al cine español de esta estofa le aplauden, por ejemplo en los Oscars, los débiles mentales y los papanatas. El público huye despavorido de la butaca, por supuesto. Penélope y Alejandro, Pedro y Fernando, al papel couché.
"El secreto de sus ojos" no es una historia ejemplar. La historia misma es triste y truculenta, muy argentinamente trágica. Pero el modo de narrarla, el mimo y el cuidado puesto en contar y escenificar la historia, son magistrales. No hay un objeto fuera de lugar, no hay un segundo de silencio fuera de su plaza. Eso es arte cinematográfico, y en plena crisis, y sin subvenciones ni apoyos. Aquí no hay un culto al papel couché, a la cirugía estética, al estilista cinematográfico o al papel pintado de colorines. Esto es cine de verdad, el que no necesita parecerse a Fellini.
Vivimos en una época triste en el cine español. Este campo se ha llenado de mindundis ambiciosos, de trepas guapas y guapos, de sandios incapaces de pensar, a los que el relumbón de los focos, los fundidos y los estrenos han dado un aura de divinidad, y que proyectan sus vanidades a todo el sector. Y la prueba de todo ello es que ahora quieren protegerse, ahora que la sangría de espectadores es ya incurable y que ni dios va a ver pelis españolas al cine, quieren protegerse con leyes y cuotas. Protegidos por trepas culturales en la política, los actores y directores, los guionistas y los productores, van de artistas torturados por Internet, cuando ha sido su propia incompetencia la que les ha puesto en el lugar en que están.
Las cineastas y los cineastas españoles deberían dedicar todo su tiempo a aprender del cine argentino de 20 años para aca. Hay una treintena de obras maestras, de "Caballos Salvajes" a "El mismo amor, la misma lluvia", de "Nueve reinas" a Bombón el perro". Magistrales guiones, actores inenarrablemente buenos, por favor, enseñad algo a los mindundis españoles, que no salen de las alfombras rojas, y su cine nace anciano y decrépito en plena campaña cultural.
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