RENOVACIÓN




En este tiempo, todo se renueva. Y el mecanismo por el que nos renovamos es una especie de baño de calor. Por un lado es el calor de las fiestas, el cariño que nos rodea. También está el calor con el que nos resguardamos del invierno en las casas, y con las prendas de abrigo. Por último, está el calor que se produce al descansar, al comer bien, al dormir más.


Todas estas efusiones de calor queman el alma vieja y dejan ver un alma nueva. Ese alma nueva, nacida de entre los llantos, es como un niño que viene al mundo. Nace de un mundo en el que ha estado caldeándose y calentándose, y de repente rompe a vivir una vida joven y nueva. En navidades hay una frescura en el ambiente de eterna juventud, de completa renovación de la edad.


Ahora es el momento de renovarse, igual que se renueva el ciclo del año, y que resurge el sol, de su punto más ínfimo, para volver a crecer. La felicidad que se vive en estos días tiene un sentido lustral.


Es como si nos sometiéramos a abluciones de luminosidad y energía. Pero sabiendo que lo hacemos para este renacimiento, será bueno. Basta con cuidarse más, con buscar la paz, y la espiritualidad, para darse cuenta de que el sentido de estas fechas navideñas es profundamente místico.

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