LA LEY SINDE NO SERVIRÁ MÁS QUE PARA La CARRERA DE SINDE

 

 

AL FINAL han ganado su batallita. Los que se lucran con ciertos productos mal llamados culturales –Alejandro Sanz, Miguel Bosé, ¿son cultura?m ¿Rosarillo? ¿Manolo Escobar?….- y los que hacen carrera abanderándolos, han conseguido hacer que valen  y han aprobado una ley descafeinada que exigirá a los jueces un plazo de ejecución de sus sentencias que probablemente no se cumplirá en la mayoría de los casos.

Termina de momento un episodio en el que hemos podido comprobar el estado de la cuestión de la cultura en nuestro país. Y si hay cosas más bochornosas que estos mal llamados representantes de la cultura, que me las digan. Porque los facinerosos que so capa de sus derechos hacen gala de querer limitar el tráfico de la red, para su mejor beneficio, no son representantes de la cultura ni lo han sido jamás. Muchos actorcetes de tres al cuarto, literatos inflados por críticas favorables vendidas al capital, mucho cantante hortera, mucho exmúsico y excineasta, quiere defender un sistema que se cae de viejo y de injusto. Porque  los verdaderos representantes de la cultura, nunca han sido los protegidos de estas sociedades privadas de gestión de derechos. Y si hemos cobrado ha sido una miseria. Pretender que estas sociedades salvaguardan derechos culturales de todos es falso, es mentira. La red salvaguarda más derechos culturales ella sola que todas las SGAE del mundo.

Muchos difusores de la verdadera cultura ven Internet como el cielo abierto. Porque estos mindundis de las mafias culturales que copan los conductos de difusión tradicionales, han impedido siempre que la gente realmente culta y creadora se difunda. Para ello han usado la omisión, el manejo,  copando y abarrotando con su mierda los cauces culturales. Y quieren seguir haciéndolo. Quieren seguir saboteando en nombre de sus derechos, los de los demás.

La cultura es un asunto muy íntimo y privado. Es una experiencia que nada tiene que ver con derechos de una sociedad que paga más al que más vende, no al que vale más. Y si la red roba a los que hasta ahora han sido la élite de ricos de los creadores, no pasa nada: cien años de perdón, porque más nos han quitado a quienes ellos han suplantado.

Lo bueno de todo esto: que no van a poder limitarla. Cuando cierren una web ilegal abrirá otra en quince días. Lo único que limita el crecimiento de la red es el crecimiento de la creatividad y la inteligencia de sus navegadores, que saben lo que hacen y cuándo deben pagar por algo que merece la pena. Pagar por ver “El discurso del rey” es algo obvio y obligatorio. Esos sí son artistas y actores, esos sí valen lo que nos pidan. Pagar por oír música de Gilberto Gil, de Geneviève Peiroux, te sale del alma al oírlos. Pero ¿pagar a Bibiana? o a ¿Penélope Cruz? ¿a Mecano? No por ser cultura, desde luego. Cuando ellos han chupado del tarro de la popularidad y se forran  por la papanatez de la gente, ¿tienen sagrados derechos culturales quienes no son cultos ni han respetado jamás la justicia cultural? y una mierda.

La señora Sinde, una nena de papá que no ha servido nunca para nada, y que se ha colocado de ministra por tres mierdas de películas y ser amiguita de un señor importante, será famosa por esta ley, ella quería tener una ley para ser famosa. Pues que se quede con ella, porque como cineasta jamás lo será, y como persona de la cultura, menos. Con sus mafias a otra parte.

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