españa y europa


Estamos viviendo una época en la que cada vez está más claro que unos pocos impresentables dominan y coartan los derechos de la gran mayoría. Europa está completamente metida en ese proceso, porque ha aceptado convertirse en el instrumento de banqueros y políticos, contra los derechos ciudadanos y el bienestar social de la mayoría. Así de claro. Este es el ideario oculto de la llamada Comunidad Europea: joder a las clases bajas y medias para beneficiar a las grandes fortunas y al poder.
Con semejante  catecismo, no podía darse otro resultado que el que se está dando: catástrofe absoluta, pánico en los cajeros, euro a la mierda, y cada uno a su país. Cuando no se tienen principios, así son los finales. Lo único que sostiene las sociedades es el ideario ético. Y si no existe, el pudridero termina por derrumbarse. Lo creo fervientemente, y lo veo venir.
Los españoles tenemos una admiración desmedida por los europeos, sobre todo por los franceses, alemanes e ingleses. Los creemos seres superiores a nosotros, gente ingeniosa, hábil, rápida y trabajadora. Y lo que vemos estos días es que franceses, alemanes, ingleses u holandeses son pueblos interesados, egoístas, aprovechados y caraduras como nosotros o un poco más: eso explica su bienestar en esta situación  social tan hipócrita. Hemos idealizado a pueblos que hacen mierda la civilización por el vil metal. Gente que, por ejemplo, como turistas, en muchos casos constituyen ganado bárbaro y estupidizado, que destroza a su paso cualquier entorno, porque todo lo amoldan a su interés egoísta particular, y hasta cuando son ecologistas, terminan creando paisajes ecologistas de basura. Yo me entiendo.
En este grupo civilizado está España encantada de encontrarse, y en este grupo nos vamos a ir a la mierda, por falta de civismo precisamente. La mantecosa Merkel ha impuesto sus comisiones bancarias y sus sangrías comerciales e industriales a medio Mediterráneo, y lo que ofrece a cambio, es un mundo gris triste y pobre, más pobre que nunca. Lo mismo va a pasar con todos los inteligentísimos e industriosos países de Europa que, incapaces de aplicar la ética de verdad,  y engordando sus grasas de poder, están destrozando los estados de bienestar y la justicia social que pudiera existir.

Solamente Finlandia ha reconstruido éticamente su país tras la crisis. Y solamente países con esa valentía y menos mezquindad en el corazón saldrán del agujero. No es, desde luego, el caso de España y sus partners europeos.

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