LO QUE HEMOS VENIDO A HACER

La espléndida escritora Isak Dinesen relató en un cuento maravilloso titulado “El festín de Babette” la historia de una cocinera francesa que va a parar a una comunidad puritana danesa a finales del siglo XIX. La cocinera, que había llegado a ser maître del mejor restaurante parisino, se ve durante años obligada a cocinar de un modo austero, agradecida por la caridad de las señoras puritanas que la acogen. Pero hete aquí que Babette, la cocinera, gana un día la lotería, y gasta toda esa fortuna nueva en preparar un banquete para ellas.hay una maravillosa película que narra espléndidamente este banquete.

Isak Dinesen, la escritora de Memorias de Africa, El Festín de Babette, y muchas narraciones memorables en torno al arte y la creación, es una de las plumas más importantes del siglo XX. Tiene el poder de lanzar frases indelebles, como sólo los grandes pueden hacer. Y en este pequeño pero cardinal relato, lanza dos indescriptibles:

“Un artista nunca es pobre”.  Es la cocinera francesa la artista que enuncia esta maravillosa frase que ilumina el mundo de los creadores y los artesanos. Si hablamos de riqueza, hablemos de la experiencia artística. Nadie disfruta y posee más las bondades, recursos y secretos de este mundo que el artista en el proceso de su creación. Y nadie enluce, hace valer, brillar y resplandecer tanto la realidad como ese trabajo servil y profundo del artista para generar su obra de arte. Nada se puede comparar a la experiencia del artista en cuanto a disfrute de este mundo y nada realiza más a una persona, la pone en el centro de su destino, la hace el ojo del universo, que consumar la vocación de artista.galleriet

“Por todas partes resuena la voz del artista pidiéndole a Dios: “permíteme hacer aquello que soy capaz de hacer””. Otra frase que cae a plomo en nuestro corazón, y se queda dentro para siempre.  Puede que sea la voz más profunda del alma humana. Nada nos conmueve tanto como seguir el impulso de nuestra capacidad y de la inspiración, de la idea que se nos presenta, y que no es personal,  ni nuestra, y su puesta en obra. Buscar los medios, reunir los elementos, arreglárselas para sacar el impulso creador del mundo interior y desarrollarlo en el mundo material, gastarlo en ello y agotarse en esta tarea. Ese es el fin último del impulso artístico y probablemente del impulso humano en general, porque todas las actividades tienen arte en su interior.

 

En las dimensiones en que actúan estas dos frases, ni el tiempo, ni el corazón y sus sentimientos, ni las circunstancias, tienen importancia.

 

 

CUENTO.ISAK DINESEN. EL PAPAGAYO.

(Minicuento de Isak Dinesen, tomado de

Africa mía)

Un día un viejo armador danés recordaba su juventud y especialmente una noche pasadaen un burdel de Singapur con los marineros del barco de su padre. Tenía dieciséis años.Una vieja china con quien se había entretenido a charlar, sabiendo que venía de lejanospaíses, le llevó a ver un viejo papagayo: dijo que se lo había regalado hacía muchísimotiempo un amante que tuvo en su juventud, un aristócrata inglés. Si es así, pensó elmuchacho, tendrá por lo menos cien años. El papagayo sabía decir varias frases en todoslos idiomas del mundo, frases aprendidas en el ambiente cosmopolita local. Pero, antes deregalárselo a su amante, el aristócrata le había enseñado algo que ni la vieja china, nininguno de los visitantes del local había conseguido comprender. Hacía ya muchos añosque la vieja dejó de preguntar a nadie. Pero el muchacho venía de muy lejos y acaso setratara de palabras de su idioma y, de ser así, podía traducirlas. Profundamente yextrañamente emocionado por aquella petición, el muchacho, mirando al papagayo, a lasola idea de oír una frase en danés pronunciada por aquel horrible pico, sentía deseos dehuir. No obstante, se quedó únicamente por complacer a la vieja china. Pero cuando oyóla famosa frase, se dio cuenta de que se trataba de griego clásico. El pájaro pronunciabalas palabras muy lentamente, y el muchacho sabía bastante griego para reconocerlo. Eranversos de Safo:

Se ha puesto la luna,se han puesto las Pléyades.Es medianoche y la hora pasa,y yo estoy aquí, sola.

La vieja, cuando oyó la traducción, chasqueó los labios, frunció los pequeños ojosoblicuos. Luego se lo hizo repetir y asintió con la cabeza.

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