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Mostrando entradas de agosto, 2014

POEMA PARA MI HIJA

Koré/ Violeta Desapareciendo Como la efímera flor En la irreconocible forma ya madura mi niña crece y se hunde en misterioso surco de tristeza, con ojos nuevos la tengo que mirar encontrar su rostro nuevo sin poder explicar cómo es que ha vuelto y en corazón encallecido y mudo. Madre e hija en una cadena de opuestos Lloran la ausencia y siempre están juntas Cara y cruz, vida y muerte, semilla y flor, solo ser de misterio que revienta al corazón, la flor misteriosa que es ya espiga las une en toda la vida. El llanto inconciliable de irse es trama de la madre con la nieta. Adiós mi amor, mi dulce azucena, blanca campana de oro tintineante, rubio beso de la vida, al infinito vas, y en el río inmenso de mi llanto, de besos de agua en un cestillo al cabo de este viaje, yo te espero.

LA RELIGIÓN GRIEGA

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Para contrarrestar la crítica que hace unas semanas hacía de los textos de Sennett. hoy voy a hablar de dos autores maravillosos que han estudiado la civilización clásica griega, uno es Karl Kérenyi y otro es Walter F. Otto. Ambos autores elaboran sus textos a comienzos del siglo XX, Otto más tempranamente, y Kerényi, siguiendo la estela del genial helenista alemán, un poco más tarde. Sin embargo, Kérenyi, de origen húngaro y afincado en Suiza, es el autor que con más profundidad caló el mundo griego y llevó su comprensión completa del mismo a libros como "Eleusis", "La religión griega", "Introducción a la esencia de la mitología" . De Otto reseño sobre todo "Las Musas", genial opúsculo sobre la conformación de esta idea en la cultura griega, de tanta fecundidad posterior en realizaciones de nuestra civilización, y "Teofanía", además de la muy conocida "Los Dioses de Grecia". Siempre hemos tenido, y Sennet es una pru

SENNETT Y EL DESASTRE SOCIOLÓGICO

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  Estos días me peleo con la lectura de las muy afamadas obras del sociólogo norteamericano Richard Sennett, "Carne y Piedra", "El Declive de lo público" y la última de sus entregas, "El artesano", con la que amenaza continuar en una trilogía que yo ya seguramente me dispensaré de leer, dado el trabajo de glotis que suponen todas las anteriores.   Sennett adolece del corporativismo cognitivo tan desgraciado en los científicos y expertos de nuestra modernidad: todo se quiere interpretar dentro del marco del sociólogo, con la secreta idea de fundamentar y justificar la existencia de un especialista en abstracciones con interés terapéutico en la sociedad.   Yo admiro profundamente a sociólogos como Weber, Cooley, Mead, Merton, Noelle Neumann, Morin, hasta puedo valorar a Habermas, Foucault . El sociólogo genial no es colegial ni pertenece a un club, sino que se proclama interdisciplinar y rompe con alegría las vallas del conocimiento en cotos. P