RESISTENCIA EN OTOÑO








Dicen los expertos en creatividad, que lo que marca a las personas que consiguen cosas en la vida, es la capacidad de resistencia, y no el talento o la inteligencia. Las personas con capacidad de emprender una línea de actuación, y de resistir en ella pese a los ataques o los fracasos aparentes, son las que logran todo.




Y en definitiva así es, para todos los aspectos de la existencia. Resistencia significa capacidad de controlar la energía de que disponemos. Nosotros no podemos tener siempre el mismo nivel de energía, ni nos enfrentamos siempre a las mismas circunstancias. Todo cambia, incluída nuestra propia emoción. Sin embargo, si resistimos esos cambios, manteniendo la fe en el resultado que queremos obtener, conseguiremos ser estables y en un mundo de cabiantes condiciones, venceremos por superioridad.
La clave está en la conciencia de estar resistiendo, y no tanto en la fuerza sostenida. Cuando aparece una decepción, una situación de sequía, un desierto que atravesar, si partes de la base de que debes resistir y contraatacar, podrás con ello fácilmente. Entonces, la previsiónd e futuro tiene otro sentido, todo está tramado, todo contribuye a un fin determinado, que atesoro.




Cada situación en la vida exige un tipo de resistencia. En ocasiones hay que resistirse a comer un pastel para no estropear una línea de dieta. Otras veces hay que resistirse a la presión ajena que quiere que compremos un producto, que adoptemos un comentario o que gastemos nuestro presupuesto. Otras veces hay que resistirse a los propios pensamientos engañosos, que nos conducen al odio, o al desánimo. Otras veces los hechos de la realidad parecen decirnos que abandonemos una creencia. En todos estos casos, si resistimos, ganaremos el doble de cuanto nos prometíamos al comienzo de nuestro esfuerzo.




Este otoño, para mí, es de práctica de la resistencia, en un montón de aspectos de la vida. Debo resistir y ponerme a resguardo, en diversas situaciones y contextos, y para poder hacerlo, se me ofrece el espectáculo de esta estación del año, maravillosamente bella, que me recuerda auerdan otros otoños, otros inviernos, otros años, en los que, con un objetivo fijo en la mente, me he dedicado a resistir, a esquivar las trampas de todo tipo con las que ceder la resistencia, a sostener la idea afortunada que da consistencia y sentido a todo, para obtener, al final, mi premio, la prueba total y absoluta de esa fuerza y ese poder demostrados.

La belleza de este mundo es un premio regalado a quienes no se dejan llevar por las trampas e ilusionismos del fracaso, la muerte o la desolación, y consiguen mantenerse resistiendo en su ilusión y fe. Hay todo un tesoro de verdades y emociones, de experiencias y lugares mágicos, únicos y secretos, que descubrir en el aquí y ahora del presente del alma. Para ello, hay que afirmarla delante de todo.




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