libertad y destino
La vida es un banquete en el que se te ofrecen los platos que más deliciosos te resultan. Tú decides si quieres comer esos platos o no.
Al principio debes probarlo todo, o al menos, lo que te parezca apetecible. Una vez que encuentres lo que te gusta, debes elegirlo y pedirlo. Y una vez que lo frecuentas, debes disfrutarlo al máximo.
Hay un momento en que tú eres el maestro de tus ceremonias. Tú sabes cómo sentir y a quién. Y escribes tu vida como si fuera un poema.
Para llegar a ese estado de perfección, donde todo cuanto acontece te celebra, debes primero estar atento a cuanto llega, porque a veces es muy sutil el sabor que más maravilloso es.
Por ejemplo: ¿has sentido alguna vez a una montaña?
Una vez que experimentas eso, te acercarás a su regazo como a una madre, y varias veces al año, buscarás su compañía, para postrarte como ellas a respirar el tiempo mismo.
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