El otro día hablaban en la tele dos literatos de pro en un espacio televisivo de ésos que quedan fósiles de otros tiempos, en Telemadrid. Como eran dos pedantones al uso, del mundillo de la escritura, me hicieron recordar lo poco que me gustan los ambientes poéticos y literarios de nuestra época, y lo ridículo que resulta, hoy en día, el literato profesional. Estas personas que hablaban suplían, como es costumbre en esos círculos, la creación con la verborrea. Piensan que hablar y hablar sin parar, dando datos o recordando nimiedades infinitesimales de tal o cual otro nombre literario, y de vez en cuando soltar un versito o un estribillo de canción, es algo valioso y bonito, porque como son hombres de letras…. Ahora algunos de los eruditos literarios que se precian de serlo, y que cobran nómina por ello, protestan por su valor profesional y piden que se reconozcan cánones y cuotas porque están al pie del cañón de la creación literaria. ¡¡Ya les gustaría a ellos estar en la creac
El ego y la creación artística son dos cosas incompatibles. Éste es un secreto que incluso algunos buenos artistas desconocen. El procedimiento de crear es completamente impersonal, una mediación en la que la fuente de la creatividad se funde con las capacidades del artista y con la materia y el entorno que nos rodea, de modos que no pueden estar instrumentados para el beneficio personal o en nombre de ningún fin particular. Se crea de un modo servicial, disponiendo una libertad que se alcanza cuando el artista humildemente acepta la materia sobre la que trabajar o el motivo en el que moldear las formas que le vienen dadas. Lo que llamamos inspiración, creatividad, genio, es algo regalado, y además, cambiante. El artista no es sino un medio por el que se manifiesta la energía creativa del mundo. Y de un modo radical. Estamos hablando, claro está, de arte consumado, es decir, de obras maestras. Siempre llama la atención, y nos subyuga, de una de esas obras maestras, la cap
EL MAL VIENTO DE LA ENERGÍA EÓLICA Eva Aladro Vico A 75 KILÓMETROS DE Madrid hay un paraíso ambiental y faunístico en el entorno de la Sierra oeste de Guadarrama. En Peguerinos, pueblo de la provincia de Ávila, coexisten los corzos, los jabalíes, las ardillas y los lobos. El Águila Imperial sobrevuela una ruta, subiendo desde el Valle de Enmedio, de nombre casi mágico y noches de un silencio que limpia el alma. Con el Águila, vuelan allií el Milano Real, el Buitre Leonado y el Milano Negro, todas ellas aves de interés prioritario. Esta es su casa, la zona donde campean y anidan, y Ávila es su provincia de invernada y de nidificación. No en vano, las ZEPA y ZEC del lugar, pertenecientes a la Red Natura 2000, albergan 140 especies de animales, desde 5 tipos de murciélagos completamente protegidos a zorros, liebres y mariposas endémicas de enorme rareza, como la Graelsia Isabelae. Y sin embargo, este paraíso en donde sólo se escucha el vuelo de las aves, está gravemente amenazad
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