EL ÚLTIMO VERSO DE JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO
TRISTEZA ¡Buenos días, tristeza! Pero ya llegas tarde: la alegría de los gorrioncillos tejió ya la seda roja y matutina. ¡Y ya me he envuelto en ella! Conocí a Jiménez Lozano hace 30 años, en unos cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial, debió ser el año 1989 o 1990. Había programada una sesión sobre Periodismo y Literatura. De entre el grupo de los periodistas y escritores que por allí pululaban, vi llegar una figura graciosa, muy dinámica, de un señor con un bolso de piel en bandolera, vestido a la serrana, de voz muy fina y rápida, que me dejó manuscrita su ponencia –yo entonces era la joven secretaria del curso-, con una letra muy apretada, muy bonita, en la que afirmaba con total rotundidad que las relaciones entre el periodismo y la literatura son como las relaciones entre la fontanería y el periodismo, es decir, ningunas, y que si hay un periodista escritor o un escritor que hace peri...