LA VERDAD, CON JOSEP MARIA FLOTATS, EN EL TEATRO ALCAZAR/COFIDIS

 

Un buen trabajo teatral, para disfrutar en estas fiestas, es “La verdad”, comedia escrita por un joven autor llamado Florian Zeller, y puesta en escena, con su innegable olfato, por Josep Maria Flotats.Josep María Flotats en la obra La verdad

Ya sabéis que este actor y director lleva unos cuantos años en Madrid realizando teatro privado, y de enorme calidad. No podemos olvidarnos del “Diálogo de Descartes con Pascal joven”, o “La cena” de Brisville, puestas en escena por el catalán educado en el teatro de la Comèdie francesa. Para mí, la mejor obra fue “Paris 1941”,  un homenaje a los textos del gran actor y autor Louis Jouvet, un ejercicio de iniciación teatral único, de hace unos diez años.

Flotats ha sido siempre un incansable buscador de textos buenos. Y tiene el talento de encontrar a autores desconocidos en España, y de hacérnoslos conocer, como hizo con la clásica “Arte” de Yasmina Reza. Esta vez vuelve a acertar con la obra del joven autor Florian Zeller, que ahonda en una estructura clásica de la comedia burguesa, dándole una vuelta de tuerca a un argumento tópico, que lo convierte en un interesantísimo prisma del ser humano.

La comedia gira en torno al engaño conyugal y a la hipocresía de un hombre infiel, que es el paradigma del tipo que no ve en los demás más que su propio defecto. Flotats, encantado de interpretar al hipocritón histriónico, tiñe de tonos modernos el retrato del tipo que traiciona a diestro y siniestro, y que en el fondo es un ser sin enjundia, fruto de muy débiles convicciones y objetivos en la vida. Lo interesante, lo profundo de la obra, llega en la segunda parte, cuando  las maniobras de engaño se destapan por todas partes, revelándonos una sociedad podrida en la que el engaño es posible solamente porque hay otro engaño que lo deja continuar, y en la que la confianza mutua es una mutua mentira que parece piadosa pero en el fondo obedece a motivaciones egoístas de todos.

La disección de la conducta humana por este joven escritor es muy original, muy buena. Probablemente a la mayoría de los espectadores no se les hará patente cómo cada uno critica siempre sus propios defectos y cómo lo que entendemos por disculparlos en los demás es más bien aprovecharse de ellos en un beneficio oculto. La comedia burguesa aquí sufre una transformación completamente original: el ego de cada personaje se nos abre como una naranja en la que  el afecto es solamente una vía para satisfacerlo, y como esto siempre se esconde, las relaciones se recubren de falsa protección del afecto ajeno y de la amistad.  Lo más sólido de las relaciones humanas parece ser siempre una estratagema, el transcurso de una estafa. Cada definición de una relación está en el fondo teñida de engaños, embustes sobre embustes, y mirando al corazón humano uno ve un queso podrido lleno de gusanos por todas partes, los intereses, tretas y componendas de los egos que se alimentan a sí mismos con la propia especie, con el medio únicamente humano en el que medra. Toda una lección de profundidad recubierta de humor.

La compañía es más que decente, con una María Adánez siempre estupenda, y un Aitor Mazo solvente y adecuado. Las voces suenan fuertes y convincentes, dando Flotats la tónica de la acción burlesca. La más flojota, Kira Miró, actriz formada en el cine o la tele y que no pasa fácilmente la batería teatral, como siempre ocurre. Harán falta años para que coja volumen y proyección esta guapa actriz. Y Flotats, como siempre en su estilo afrancesado, pero trabajado, creciente, esforzado y brillante siempre, llega nuevamente a abandonar su soniquete cuando consigue meter en la comedia al último espectador, y llevarlo hasta la atención completa. Un gran actor que consigue superarse siempre y un gran trabajo escénico sin duda.

 

Parece que está en sus últimos días en Madrid, la recomiendo mucho!!!!

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