LA BOCA ABIERTA

Hay que mirar al mundo con la boca abierta: Con la actitud de comérselo, de meterle un bocao, de probar su sabor. De esta manera se ahorra mucho tiempo. Ya se sabe que la creación ama la velocidad.

Con la actitud de hacer cosas rápidamente con lo que nos sugiere la existencia en el día a día, ponemos en marcha el diálogo entre el hombre y la vida. Cada cosa que ocurre es una propuesta. El arte humano es la respuesta que damos a esa propuesta. Pero se trata de un arte al servicio de la necesidad de cada día, de la necesidad de cada ser que se nos presenta delante, o de cada aspecto de la realidad que ofrece o propone una mejora.

Cuando se utiliza el arte como la base del ritmo vital, uno se convierte en un atleta.

Cuando el arte vuelve a su sentido primero de ser el lenguaje universal, que penetra en la estructura icónica esencial de la mente y la educa, es como si descubriéramos la energía nuclear de la psique humana.